La grandeza de Bolivia reside en gran parte en que mantienen sus raíces como ningún otro país que yo conozca. Sus formas de vestir, de cocinar, su legado de más de 30 lenguas nativas, sus tradiciones, sus bailes y fiestas, la coca como forma de vida, son solo algunos de sus fuertes. Un país que crece y se desarrolla protegiendo su patrimonio merece el respeto de todos nosotros. Hoy en día es difícil no mezclarse con los productos que llegan desde Norteamérica o Europa, pero Bolivia mantiene su autenticidad.
La población es alucinante, siempre curiosa por los extranjeros y dispuesta a compartir. Por lo general les gusta más escuchar que hablar y aunque parecen tímidos solo tienes que acercarte a ellos y hablarles para que se abran. En cuanto a los paisajes destacan el altiplano, por un lado, y la selva por otro. Dos mundos diferentes. Dos culturas distintas y apasionantes la andina y la selvática.
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