It´s time to travel the world with your dog!
V I A J E R O S P E R R U N O S

ECUADOR COSTEÑO. SEGUNDA PARTE: PUERTO LÓPEZ - SAN LORENZO
El viajero tiene que recorrer en paralelo el Pacífico para acercarse a la cultura costeña, llena de preciosas playas, manglares y gente abierta y divertida. Estas tierras tienen el honor de haber albergado a las primeras civilizaciones propiamente dichas en territorio sudamericano (hace más de 11000 años). También es el lugar en el que Francisco Pizarro pisó el continente por vez primera, antes de iniciar la destrucción inca. Ven a conocer a sus simpáticas gentes, comer rico (las espectaculares culinarias de Manabí y Esmeraldas esperan tu paladar) y a dorarte en la ruta costera del Spondylus. Algunos sitios a parar por la parte norte son los siguientes (pincha aquí para ver los que quedan al sur):
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Puerto Cayo
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Canoa
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Mompiche y Portete
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Esmeraldas y alrededores
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San Lorenzo y Reserva Ecológica Manglares Cayapas Mataje

Puerto Cayo
Justo al norte de las inmediaciones del Parque Nacional Machalilla queda este pueblito de pescadores de la provincia de Manabí, en el que apenas ha llegado el turismo. Lo mejor: su hermosa y poco transitada playa (genial para acampar) y el poder vivir desde dentro la verdadera cultura costeña. Muy rica la comida.
Canoa
Encantadora y tranquila población de calles de arena, con unos pocos negocios (habitaciones y de comida, más que nada) y una larga playa. El paraíso para descansar. Dormir en la arena, pasear por la playa (al final de la misma se erigen unas rocas gigantes), hacer un poco de yoga/meditación, o charlar con los lugareños y viajeros son los pasatiempos perfectos aquí. Puedes pasar la noche en una habitación o con tu carpa en la playita.
Mompiche y Portete
Lugar mágico sobre la costa de la provincia de Esmeraldas. El ambiente desenfadado que se respira en la villa, su alegre población, los cocoteros, las olas espumosas, la brisa marina… Harán que te descalces desde el minuto uno y pasees libre por sus calles de tierra. La playa del propio pueblo es hermosa, pero lo es más aun la que queda tras el cerro, a una corta caminata. Es una playa de arena negra y brillante (parece que tiene purpurina), custodiada por paredes de acantilados y una espesa vegetación. Además, es nudista, ¡para los que nos gusta bañarse en bolas!
La isla de Portete, separada de tierra firme por un mini estrecho (hay que cruzarlo en barca), es fascinante: hogar de una pequeña comunidad, se halla llena de palmeras por todas partes, es lugar de anidación de varias especies de tortugas y sus aguas se iluminan en las noches más oscuras (fenómeno de la bioluminiscencia del plancton). No todo es perfecto: hay un hotel monstruoso de los del tipo todo incluido al inicio de la comunidad. No obstante, basta con caminar un poco por una playa que se extiende por kilómetros para tener la playa y el océano enteros para ti.

Esmeraldas y alrededores
A medida que uno sube en el mapa costero ecuatoriano uno va encontrando una población cada vez más negra. A partir de Esmeraldas la comunidad es afroecuatoriana en su inmensa mayoría, un aliciente para el viajero, que no se querrá perder esta magnífica cultura llena de ritmos. Y precisamente música y bailes no le faltan a la capital de la provincia homónima, que por las noches llena hasta los topes todos los bares del malecón. Disfruta de la fiesta con estas almas tan marchosas.
Aparte de vida nocturna, Esmeraldas ciudad no ofrece demasiado por hacer (pasear por sus calles y poco más). Hay que alejarse unos kilómetros para encontrar pintorescas villas y salvajes playas. Algunos lugares cercanos y de fácil acceso son Atacames (bulliciosa, como su vecina), Súa, Same y Tonchigüé (tranquilos).
San Lorenzo y Reserva Ecológica Manglares Cayapas Mataje
Pueblo que parece que se cae a pedazos en el extremo norte de la costa del país, cerquita de Colombia ya. Por aquí no pasan muchos viajeros, pero es uno de los puntos que más recomiendo a todos, porque tiene las dos cosas primordiales que busca uno en un viaje mochilero: cultura local (no contaminada por el turismo) y diferente (población negra, que contrasta con la blanca, indígena y criolla del resto del país), así como paisajes descomunales (y diferentes). Un manglar gigante, el mayor manglar que yo haya visto hasta la fecha. Desde el muelle de San Lorenzo salen barcas a Limonales, siguiendo un recorrido fantástico por aguas salobres en el que se divisan diversas especies de aves (garzas, fragatas, etc). Puedes quedarte en la aislada Limonales charlando con los locales y probando platos típicos o penetrar un poco más en el manglar. Tienes que hablar con los barqueros para que te lleven a comunidades perdidas y otros puntos de interés.