AGRADECIMIENTOS
Estos viajes han sido posibles gracias a infinidad de personas. Han sido muchos y muchas los que nos han ayudado de una manera u otra, de manera directa o indirecta. Con esta sección de agradecimientos quiero que veáis lo grandioso que puede suponer viajar.
¡Empezamos!
A todos los que nos han dado ride.
A todos los que nos han dado techo, ya sea por ser mi amigo/a, mediante couchsurfing, de manera espontánea o pagándonos una habitación.
A todos los que nos han dado dinero.
A todos los que nos han dado una sonrisa.
A todos los que se han parado en la calle y han compartido un pedacito de sus vidas con nosotros.
A todos los que nos han dado consejos, sabios casi siempre.
A todos los que nos acompañaron en inigualables aventuras.
A todos los que nos han dado comida en la calle y a todos los que nos han invitado a comer a algún local.
A los homeless de USA que se creen que soy homeless y nos dicen lugares donde dormir y comer gratis.
A todos los que cuidaron a Cocaí mientras yo iba a visitar algún lugar en el que ella no podía entrar.
A todos los que nos han llevado de excursión.
A todos los que nos saludaron desde sus coches aunque no nos pudieron dar ride.
A todos los dueños de establecimientos de comida, alojamientos y transportes dogfriendly.
A todos los recepcionistas de hostels/hoteles/habitaciones no dogfriendly que nos dejaron entrar haciendo la vista gorda.
A todos los autobuseros que nos permitieron subir.
A mi familia por su apoyo incondicional en lo que hago.
A todos los amigos que hice en Campinas.
A todos los amigos que hice en Monterrey.
A todos los amigos que he hecho por el camino.
A mis amigos de siempre, que siempre nos querrán estemos donde estemos y hagamos lo que hagamos.
A todos los que nos han apoyado y animado a embarcarnos en este viaje.
A todos los que nos han regalado algo: libros, ropa, saco de dormir, manta, comida de perro, paraguas, abrelatas…
A todos los que han hecho varias de esas cosas: ride + sonrisa; casa + sonrisa; ride + casa; ride + comida; ride + dinero; casa + ropa; y así hasta el infinito.
Y ahora voy con algunas personas que merecen mención de honor cuando se trata de dar las gracias. He aquí algunas de ellas:
A mi padre por ayudarme tanto con este blog que a veces siento que más que ayudarme él le ayudo yo.
A mi madre porque aunque quiere un futuro de biólogo para mí me apoya como la que más. Y porque es lo más bonito del mundo.
A los dos por venir a verme y viajar en modo mochilero.
A mi hermano por su aventura conmigo por Chile y Argentina.
A César Andrés Quevedo porque compartí con él cosas inolvidables primero en Ecuador y luego en Chile.
A Eugenia por acogerme en su casa en la selva y dejarme participar en un proyecto en la comunidad.
A la familia Ailloud Correa por adoptarme como a uno a más en su familia. Especialmente a Lourdes y Gerardo, que me llevaron a muchos lugares chulos durante una semana.
A los Baird por dejarme quedarme en su casa hasta que encontrase trabajo en Canadá.
A Pepe por mil cosas.
A Gabriel por sus enseñanzas dentro y fuera de clase. Y a su familia, que nos mimó en Veracruz.
A Meryjane por gatinha y por sus aventuras conmigo por las Américas parte I y parte II.
A Eder por unas navidades imborrables.
A Héctor, Erika y Sofia por el ride y el Couchsurfing espontáneo en Stephenville.
A Dorleta por brindarnos un final y embarcarnos en un comienzo de la mejor manera posible.
A César Gudiel porque hizo la mitad de las cosas mencionadas arriba.
A Andy por todos los kilómetros en su camión, buenos ratos, comidas y regalos. El camionero más grande del planeta.
A Nancy, Amanda y Sarah por el viaje más loco rumbo al sur.
A Denali por las interesantes charlas y por mostrarnos muchos lugares de Moab.
A Jéremie por viajar en su coche y aprender o desaprender inglés.
A Erika por cruzarse media California para venir a buscarnos al desierto californiano.
A Dave por atravesarnos todo Nova Scotia y New Brunswick.
A Kelly por el ride y por acogernos en su casa.
A Cedric por acogernos en su casa como su familia (¡y por ese ride para salir de Quebec!).
A Sam y su familia por acogernos y por cuidar varios días de Cocaí mientras yo estaba en Nueva York.
A Angela por acogerme y mostrarme New York.
A Andrea y Fersa por acogernos y tener un reencuentro precioso.
A Aydalith por acogernos y tener un reencuentro precioso.
A Maia por acogernos y tener un reencuentro precioso.
A Visa por acogernos y tener un reencuentro precioso.
A Romina por acogernos y tener un reencuentro precioso.
A Miriam por acogernos y tener un reencuentro precioso.
A Isa porque no pudo acogernos pero fue un reencuentro precioso.
A Ryad y Dave por darnos cobijo en Boston (¡y a Irene por haberles hablado bien de nosotros!).
A la pareja de Colorado, Judy y Waldo, por pagarnos una habitación.
A los dos señores de Seattle por pagarnos una habitación.
A los Spamer por recibirnos en su magnífico hogar en los Pirineos.
A Wally y Darrell por su forma única de ser y por hacernos sentir como en casa desde el principio.
A la crew de Port Renfrew por todo el apoyo, en especial a Nala, Mark, Raven... ¡Y Didier!
A Estephanie y a su familia por recibirnos en la Huasteca Potosina y por esa bonita excursión.
A Gregorio porque, sin conocerle de nada, nos ayudó a cargar la jaula durante una hora.
A Franckie por darme techo con su entrañable familia nada más llegar a USA.
Al trabajador de una gasolinera que, ante la nieve y a sabiendas de que era nuestro segundo día haciendo dedo allí, decidió ausentarse del trabajo para darnos un ride hasta nuestro destino, que no era cerca.
A los trabajadores del Hostal San Blas, Quito, por el apoyo emocional y económico y por su labor rescatando perros.
Al equipo de Winsdog Perros Educados por cuidar de Cocaí mientras estaba en Galápagos.
A María Jesús por encontrar la camada de perros a la que pertenecía Cocaí.